El aguacate se
utiliza más como una hortaliza que como una fruta. Para abrirlo, hay que
cortarlo longitudinalmente hasta el hueso, dándole la vuelta completa al fruto.
Seguidamente girar las mitades en sentido contrario una de otra hasta que se
desprenda el hueso de una de ellas. Por su sabor neutro permite combinar adecuadamente
con numerosos platos.
Fresco; relleno
de jamón, de cangrejo...También se suele consumir ligeramente cocido y en puré.
La pulpa del aguacate se emplea a menudo como si fuera mantequilla, una vez
machacada y aliñada con limón y aceite.
Cuando elaboremos
platos con aguacates, no debemos olvidar que la sal debe echarse en el momento
de ir a comerlos, pues si se pone con anticipación, esto hace que los aguacates
se oscurezcan. Así mismo, no es bueno cocerlo, ya que se vuelve amargo de
sabor, aunque si se puede calentar.
Gracias a su
consistencia cremosa puede ser usado como reemplazo para la mantequilla o la
mayonesa. Es una buena idea para hacer tortas, pan de banana, brownies,
sandwiches, tostadas para la merienda, aderezar ensaladas, etc.
BELLEZA Y SALUD
En la medicina
tradicional se le aplican varias propiedades a los aguacates, sobre todo,
afrodisíaco y antidiarreico. Se utilizan para estos casos las semillas, las
hojas y hasta la corteza. Pero no sólo para estos dos objetivos, sino también
para aliviar la disentería y evitar la calvicie.
Rallar, tostar y
beber las semillas de aguacate en té controla los ataques de asma y según la
medicina QiGong, nos ayuda a sentirnos en armonía y con energía. La semilla de
aguacate se puede consumir seca, rallada, tostada, rostizada en ensaladas,
infusiones, batidos, licuados o sola (aunque tiene un ligero sabor amargo).
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